Cuando aún solteros vivíamos en la Península, ejerciendo nuestro magisterio en diferentes pueblos, es fácil y hasta grato recordar que volvíamos a nuestro hogar, en la calle Teniente Coronel Seguí, que no sabemos si seguirá llamándose actualmente así, de Melilla, para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa, del largo y cálido estío o de la Natividad del Señor, apaciguando un poco o un mucho, nuestra nostalgia.
De ahí que nuestro dibujo de hoy, se refiera a una témpera realizada en aquellos años de juventud en que volvíamos a casa para cargar las pilas, como solemos decir ahora, sin saber el sentido claro de la frase, y encontrarnos con los seres queridos y con los entrañables rincones de la ciudad que nos vio nacer.
Rincón o detalle de la dársena pesquera, teniendo como fondo las murallas de la ciudad Vieja, a la que siempre conocimos como el Pueblo, es el motivo asomado en esta ocasión a nuestro ventanal de este modesto blog.
Cuando afortunadamente volvemos a nuestra ciudad, es justo señalar que mucho ha cambiado este rincón. La panorámica es bastante distinta, no en su esencia, pero sí en sus componentes, con elementos nuevos, en su remozado ambiente, por supuesto para mejor y por la ausencia de algunos antiguos; aunque, en definitiva, sin dejar de poseer un cierto encanto.
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