EN EL ENTORNO DE LA CATEDRAL Y DE SU MAGNÍFICA ATALAYA, LA GIRALDA MORA Y CRISTIANA EN SU ORIGEN Y FIGURA
Muchos han sido los rincones que buscamos en los alrededores de la Catedral de Sevilla, que nos muestran a esta en su sencillez y esplendor al mismo tiempo, para llevarlos a la blancura de un soporte, como paciente papel, que se deja entintar con plumilla, fina como ella sola, de ahí su diminuto calificativo, y que nos otorga un cierto placer cuando la obra está concluida y hasta la podemos mostrar a los ojos de otros.
Hoy y en días sucesivos, traeremos muestras de ellos, porque de verdad que nos valió la pena entretenernos con su trabajo durante mucho tiempo.
Aquí no hay portadas espléndidas y hasta la arboleda puede resultar algo raquítica en su ramaje; pero uno si puede descubrir, sin ser muy exigente, bastantes horas de trabajo, el encanto de la soledad y la permanente vigilancia de la Giralda a través de su famosa veleta, que se adueña de su diminutivo, y que no podía llamarse de otra manera, mas que la de Giraldillo.
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