Venir a Sevilla y no gozar con la visita al Parque de María Luisa, es en términos religiosos pecado venial; pero si una vez que realizas esta visita a este monumental espacio verde del centro, no localizas y disfrutas con este monumento, para nosotros es mortal, sin lugar a dudas ni a arrepentimientos. La conocida como Glorieta de Becquer es un monumento vivo que tiene planta circular y en su centro se encuentra un gran árbol, un ciprés de los pantanos, y en su alrededor cuenta con el monumento en mármol blanco, dedicado a gustavo Adolfo Becquer.
Todo él responde a una iniciativa de los hermanos Álvarez Quintero (sus principales financieros), que durante unos juegos florales organizados por el Ateneo, anunciaron por sorpresa su proyecto, ya que eran unos profundos admiradores del poeta.
junto al escultor Lorenzo Coullaut Valera escogieron la rotonda donde se encontraba el enorme ciprés y escribieron la obra "La rima eterna", con el fin de recaudar fondos con ella y que fue representada en toda España y en muchos lugares de América. Se abrió también una suscripción pública en los periódicos y fueron muchos los que colaboraron con la idea, produciéndose incluso al final un hecho inaudito, como el de que sobrará dinero
La escultura se inauguró el 9 de diciembre de 1911 y la acogida popular que tuvo el proyecto fue enorme.
El grupo escultórico esta formado, hasta la restauración del 2016 por una serie de figuras dispuestas en cinco lados contiguos de un pedestal octogonal a modo de banco moldurado.
La principal figura es el busto del poeta Becquer, basado en el retrato que le hizo su hermano Valeriano, colocado sobre un fuste y elevándose sobre las demás, y que incluye su fecha de nacimiento, así como la de su fallecimiento.
Un segundo grupo de figuras los constituyen el formado por tres mujeres sedentes en un banco, realizadas en una sola pieza de mármol, simbolizando los tres estados del amor: el amor ilusionado, el amor poseído y el amor perdido.
Además existen en el mismo dos figuras de bronce que representan al amor herido, figura yacente, con las alas rotas, y la otra es de un joven Cupido o amorcillo, considerado como el amor que hiere.
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