lunes, 18 de octubre de 2021

NUESTROS RECUERDOS DE MELILLA

 Un "montón" de CALABUIG en la PUERTA DE SANTIAGO de Melilla la Vieja, conocida  por la mayoría de los melillenses como EL PUEBLO.

Y de la foto pasamos al dibujo a plumilla.


                    Uno de los espacios más sugerentes y que más nos permite abstraernos hacia lo sensorial y al mismo tiempo hacia el mundo de las historias y leyendas, es sin duda Melilla la Vieja, el Pueblo.Allí hay que subir, porque al Pueblo se sube, lo que ya determina una característica de su personalidad, es una ciudad alta, dominante, que permite perspectivas y vistas, y hay que detenerse en ellas porque también lo que se ve permite saber mucho sobre el lugar desde donde se observa

                    En Melilla la Vieja siempre estamos dentro de una muralla, lo que nos acota el espacio, para parecer que así contiene mejor toda sus historia, que se sospecha cuando la recorremos, como una caja acústica. Historia que se mantiene protegida en sus muros; aunque a veces prisionera en un proceso del que difícilmente puede liberarse.

                    Y en este espacio tan enorme, lógicamente existen muchas puertas entre tanto recoveco de piedras y una, no por su tamaño, sino porque es la PUERTA DE SANTIAGO, es la más cautivadora, la que mejor habla de la españolidad de esta tierra, como lo certifica ese escudo en relieve del emperador de las Españas, el de Carlos V.

                    Puerta que nos atrevimos a dibujar desde diferentes perspectivas, donde la tinta sepia que tan bien sienta a la piedra, a su luz cambiante, a veces la cambiamos por la negra, que también quedaba resultona o hasta envolverla en los colores de las témperas, y que un día llegó a sorprendernos con su aparición, no en foto, sino en uno de los dibujos de los hermanos Calabuig, una de sus plumillas, en un sello de correos de curso legal dedicado a nuestra ciudad y gracias a un buen amigo, José Antonio Calderón, al que perdonamos el atrevimiento, de influir en ello, ya que se olvidó de pedirnos la oportuna autorización por nuestra parte. 

                    Y que en cierta ocasión, no hace muchos años, también la visitamos con un grupo de familiares y amigos íntimos de el Viso del Alcor y de Sevilla.

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