Entrega
nº 8
La serie televisiva infantil de MASHA Y
EL OSO nace en Rusia y su creador es Oleg Kuzukov, guionista también de las
peripecias de esta niña rusa de 5 años, Masha, viva como ella sola y que
generalmente se las hace pasar canutas a su compañero y aparentemente cuidador,
el Oso.
Tiene tres mascotas: un perro, una
cabra y un cerdo, y cómo será la encantadora Masha que cuando juega con los
animales del bosque en donde está su casa casi sin excepción, todos le temen.
En sus comienzos, siguiendo a una
mariposa y sin darse cuenta entra en la de casa de un oso que había salido a
pescar, y como es una niña bastante traviesa e hiperactiva, que nada más piensa
en jugar y pasarlo bien, termina creando un gran desorden en ella, en su tarea
de persecución del pequeño animalito. Cuando el Oso regresa a su hogar,
buscando la tranquilidad, se encuentra
sorprendido por el gran desastre que le ha causado la niña y piensa en
deshacerse de ella inmediatamente, cosa que no consigue de ninguna de las
maneras y su final, después de numerosas intentonas y de ser víctima
involuntaria de las travesuras de la
pequeña, claudica e prefiere ser su amigo, su mejor amigo y convertirse en su
cuidador.
El Oso es de la especie pardo europea
que trabajó en un circo, pero ahora ya está jubilado, aunque no lo representa,
de costumbres muy tradicionales y que ama la soledad. De la vida laboral guarda
trofeos y medallas, con los que Masha suele jugar en ocasiones; la apasiona la
lectura, cultiva hortalizas y para satisfacer uno de sus grandes gustos, el de
la miel, como todos los osos, tiene sus propios panales. Es maniático del orden
y de la limpieza, que Masha situada en el otro extremo, trastoca con muchísima
frecuencia.
Como todos los rusos el Oso tuvo acceso
a la educación superior y por ello, no le faltan los conocimientos de química,
física y tecnología. Le gusta reparar los desperfectos de su casa, que casi
siempre son ocasionados, eso sí, de forma siempre involuntaria, por su pequeña
amiga, que tiene una desbordante habilidad e ingenio para producirlos. Toca la
tuba y la guitarra con destreza; ella también esta última, pero la eléctrica.
Se entretiene cuando la niña le deja o no está en su casa, viendo en la tele
las noticias, los programas culturales o el fútbol. No sabe o no puede hablar,
aunque entiende muy bien el ruso o el castellano en los doblajes; pero se
expresa con señas o con gruñidos, o a veces, escribiendo a mano o usando una
máquina de escribir y siempre está pensando en qué hacer en su tiempo libre,
que desde que apareció en su vida la pequeña Masha es escaso.
Mientras tanto Masha vive en su casa
cercana a la estación y de ella sale un camino que conduce a la casa del Oso;
así que tiene fácil lo de encontrarse con él. Es cierto que lo quiere mucho
muchísimo; pero no es menos cierto que suele generarle continuamente verdaderos
problemas.
Y algo debe tener la serie cuando uno
de sus capítulos tuvo la friolera y astronómica cifra de cuatro mil millones de
vistas.
A todo esto hay que añadir la existencias
de sus famosos cuentos y sus historias espeluznantes que no pierden nunca su
encanto.
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