Entrega 1, Escrito 7
¡POBRES ABUELOS!
Fuimos niños, adolescentes, jóvenes, adultos antes de titularnos inmisericordes
en “ANCIANOS”. Fuimos niños, adolescentes y jóvenes en una difícil época de
posguerra fratricida de miserias y escaseo. Y fuimos modestos y anónimos “salvadores”
en las últimas grandes crisis padecidas en este país nuestro.
Lamentablemente, hoy, sumidos en una terrorífica pandemia, nos
preguntamos: ¿Qué somos? Y con suma tristeza, alma de derrotado y espíritu de
heroicos vejestorios, padecemos el habernos convertidos en “carne de cañón”, en
carnaza preferida de una salvaje parca y, para algunos (bastantes) negados
meritorios, en las carencias de respiradores salvadores de vidas humanas, sin
preguntarnos, si éramos merecedores, por nuestro altruista pasado, de algo más.
Si lo hubieran hecho, quizás nuestra respuesta hubiera sido la de aceptación y sacrificio,
como de costumbre, por los más jóvenes.
Y
a pesar de que los negros números de las estadísticas nos colocan en el ranking
de los elegidos para dejar este mundo, los “ANCIANOS”, sobrados de amor, de
espíritu de sacrificio y de comprensión, seguiremos dándonos a los demás como
siempre.
Y
en nuestra partida hacia no sabemos dónde, gritaremos orgullosos que todo lo
hicimos porque OS QUEREMOS MUCHO.
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