lunes, 28 de enero de 2019

PEOS O PEDOS

Lunes, 28 de enero de 2019.
A 116 días…


A NADIE LE HUELEN MAL SUS PEOS, NI SUS HIJOS LE PARECEN FEOS.



     Prescindamos de la segunda parte de este dicho popular y centrémonos en la primera, donde la subjetividad y la verdad de cada uno se crecen ante la objetividad y la verdad del prójimo.

     Mis peos son gases, los tuyo, peos; mis flatulencias no huelen, las tuyas, apestan; mis ventosidades son lapsus, pequeños deslices; las tuyas, son patinazos mal olientes. Y así podíamos seguir un buen rato con las manifestaciones enfrentadas de una pareja de practicantes de estas manifestaciones gaseosas, nominadas peos, pedos, flatulencias, ventosidades, etc.

     En este comentario de hoy, no me gustaría quedarme con los peos de unos y de otros, con sus diferenciados aromas, con sus sonoros comportamientos, con sus oportunas o inoportunas apariciones, me gustaría ahondar en las heridas que producen los humanos que no se huelen sus peos; que piensan que los apestados apestosos son, siempre, los demás; que los malos olores proceden, siempre, de los de enfrente y  que sus peos son, siempre, efluvios bienhechores para todos.

      El Presidente del Gobierno de España, don Pedro Sánchez es magno ejemplar de los que nunca le huelen mal sus peos. Por ello se atreve a marcarle a Don Maduro un corto plazo para que convoque elecciones en su país, Venezuela, y si así no lo hiciera, reconocería a Guaidó como Presidente del país hermano. Y digo yo, bromas aparte, ¿Para cuándo las elecciones prometidas por él, en España? Y en su delirio de poder y de nunca olerle mal sus “peos”, acusa a Don Maduro de haber llegado al poder sin el beneplácito de unas elecciones democráticas y, pregunta obligada ¿Cómo llegó él a ser Presidente del Gobierno de España? Con el apoyo de la gente que nunca le huelen mal sus apestosos peos.

     Ante tanta vergonzante “pedorreta” no me queda más remedio que taparme la nariz y buscar vacuna para la preventiva cura de la extendida enfermedad del peo entre los señores de la alta política.

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