Viernes, 28 de diciembre de 2018.
A 146 días…
¡INOCENTE, INOCENTE!
En una larga vida, a pesar de creerla y
considerarla de suma brevedad, cuántos muñecos inocentes, de papel, habremos
soportados sobre nuestras traseras espaldas; cuánto de “pardillo inocente”
hemos sufrido a lo largo y ancho de nuestro periplo vital; cuanta risa inocente
hemos soportado a pesar de nuestra armadura de “ingenuo barato”, y cuántos cuantos
se quedaron en intentos fallidos, en bromas no consumadas, en guasa fracasada.
Por todo ello, la dureza, la costra creada en torno y contra de la inocentada,
facilona o bien trabajada, es tan grande, es tan resistente que, en cualquier
instante, nos convierten en fácil sujeto receptor de la mayor de las bromas.
El pobre Herodes, de bromista nada, nunca
imaginó que al consumar su macabra fechoría de acabar con los santos inocentes
de Belén y sus alrededores, terminaría reciclado en “patrón despreciable” de
las inocentadas actuales, de mejor o peor gusto. ¡Valiente pájaro asesino el
tal Herodes I!
Y el calendario nos regaló un día de
diciembre, el 28, para salirnos del tiesto, para gastar pequeñas y grandes bromas
a los otros, a los demás, avisados y despiertos, como nosotros, para no
caer en las redes de los listillos de turno. Y entre bromas y bromas se nos
escapan los más grandes sarcasmos del día a día.
¡Feliz día de los Santos Inocentes,
inocentes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario