miércoles, 7 de noviembre de 2018

Al rescate de Calabuig 2

Martes, 23 de octubre de 2018.
A 212 días…

LA MADUREZ, ¿PARA QUÉ SIRVE?

      La madurez es un grado humano difícil de alcanzar, es una carrera no universitaria que no necesita realizar y presentar tesis académicas, ni alcanzar doctorados que te capaciten para ejercer de hombre maduro o juicioso.

     La madurez, siempre llega tarde, cuando empiezan a fallar las fuerzas, cuando aparecen los achaques, cuando la vida se ha hartado de darte palitos o grandes palos, cuando barruntas indeseada soledad, cuando empiezas a pasar de todo y de todos, cuando la frialdad humana es pan de cada día y el calor humano es sobrecogedora ausencia, cuando las dichas andan a patitas cortas y las desgracias se crecen. Así es la madurez, pan de ayeres y hambre del mañana. Así es la madurez, añoranza de pasado e incertidumbre de futuro.

     Lejos de malignos pesimismos y de inservibles optimismos, la madurez, muchas veces, es bienvenida, bendecida y de gran utilidad para el poseedor y para los que moran a su alrededor. La experiencia transmitida es regalo apreciado; la sabia madurez  es espejo donde mirarse, es paradigma a imitar, a absorber su contenido; la madurez es tesoro poco valorado que, en muchas ocasiones, sorprende y prende como filantrópica  llama bienhechora.

     Los que andamos sin retorno en una gratificante madurez, con sobradas capacidades para acertar y errar, para aceptar los fracasos y los  éxitos, para poder convivir con congéneres de mundos extremos, para comprender y asimilar los variopintos panoramas presentes, para respetar al diferente, etc., etc. démonos por satisfecho.


     ¡Gracias al que reparte la suerte de llegar a la madurez!   


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