Martes, 23 de octubre de 2018.
A 212 días…
LA MADUREZ, ¿PARA
QUÉ SIRVE?
La madurez es un grado humano difícil de alcanzar, es una carrera no
universitaria que no necesita realizar y presentar tesis académicas, ni
alcanzar doctorados que te capaciten para ejercer de hombre maduro o juicioso.
La madurez, siempre llega tarde, cuando
empiezan a fallar las fuerzas, cuando aparecen los achaques, cuando la vida se
ha hartado de darte palitos o grandes palos, cuando barruntas indeseada
soledad, cuando empiezas a pasar de todo y de todos, cuando la frialdad humana
es pan de cada día y el calor humano es sobrecogedora ausencia, cuando las
dichas andan a patitas cortas y las desgracias se crecen. Así es la madurez,
pan de ayeres y hambre del mañana. Así es la madurez, añoranza de pasado e
incertidumbre de futuro.
Lejos de malignos pesimismos y de
inservibles optimismos, la madurez, muchas veces, es bienvenida, bendecida y de
gran utilidad para el poseedor y para los que moran a su alrededor. La
experiencia transmitida es regalo apreciado; la sabia madurez es espejo donde mirarse, es paradigma a
imitar, a absorber su contenido; la madurez es tesoro poco valorado que, en
muchas ocasiones, sorprende y prende como filantrópica llama bienhechora.
Los que andamos sin retorno en una
gratificante madurez, con sobradas capacidades para acertar y errar, para
aceptar los fracasos y los éxitos, para
poder convivir con congéneres de mundos extremos, para comprender y asimilar
los variopintos panoramas presentes, para respetar al diferente, etc., etc.
démonos por satisfecho.
¡Gracias al que reparte la suerte de
llegar a la madurez!
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