Jueves, 15 de noviembre de 2018.
A 189 días…
MI TIROIDES
SIGUE CUMPLIENDO.
A LAS RATAS LES
GUSTA EL ENGRUDO.
La nueva endocrina, la doctora Rosario
Fernández (de igual nombre que mi querida suegra) me alegró la mañana, al
confirmarme que mi tiroides sigue comportándose fenomenal. Ratificado por la última analítica y la eco
correspondiente.
Lo que fue un preocupante padecimiento
descubierto en el 1992, impidiéndome el disfrute de la EXPO de SEVILLA, se ha
convertido, con el paso del tiempo y las mutaciones de hiper a hipo y de hipo a
hiper, en un compañero de fatiga, en un acompañante permanente, en una crónica
aventura de hipertiroidismo, perfectamente controlado. ¡Gracias a quien
corresponda!
Gracias a los doctores que he ido
jubilando en mi luenga vida, en mi ya largo proceso tiroideo. Conseguí hacer
amistad con todos ellos menos con una, de cuyo nombre no quiero acordarme, y
todos, cada uno con su librillo, trataron de “arreglarme”.
Hoy, los achaques, las goteras me
respetan, como yo a ellas y vivo feliz, procurando aprovechar todas las
oportunidades que me brinda la vida.
Viajes al extranjero, donde residían dos de mis hijos, los que fueren;
estancias en casas rurales, cuantas más, mejor, con los amigos y con la familia
al completo; celebraciones de todo tipo, las justas y necesarias, sin fallar en
ninguna.
Invito a mis contemporáneos de edad al
disfrute de la vida, a pasar de las arrugas, a apuntarse a todo lo que les
guste, a demostrar, sin alardes, que estamos vivos, que seguimos amando, que
podemos ser felices (con carencias incluidas) que ya cumplimos, pero nos queda
camino que recorrer y… ¡Viva la vida!
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Cambio de
rumbo: Para la construcción de los
muñecos de la Cabalgata utilizamos, como en Las Fallas, el engrudo como
pegamento. Los ingredientes de este adhesivo son el agua y la harina. Alguna o
algunas ratas graciosas han descubierto nuestros trabajos y han realizado un
pequeño destrozo en las piezas de algunos muñecos (pocos importantes) Ya se han
tomado las medidas oportunas para evitar males mayores y, de paso, para acabar con algún que otro maligno
roedor, aunque les pese a algún “animalista”.
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