Domingo, 11 de noviembre de 2018.
A 193 días…
Día magnífico en Costa Ballena. Inmensa
playa disfrutada toda ella por una decena de caminante de orilla y un bañista
al que cualquiera tacharía de “loco” por su atrevimiento.
Creemos, cumplimos nuestra tarea de
cuidadores, con nota. Si hubiéramos sido examinados, de notable no bajaríamos.
Pero cada día nos cuesta más bregar con pequeños, aunque ello no es óbice para
disfrutar de la faena de cuidarlos,
entretenerlos y maleducarlos un poquito.
Todo cambia, con la presencia de los
padres, entonces nos convertimos, sin
esfuerzo, en auténticos “disfrutadores” de las monerías, de las gracias,
de los gestos, de las risas de estos
“bichitos humanos”, “caros juguetes”, “benditos regalos”. Y cuando nos
cansamos, nos retiramos por el foro y no pasa nada, ni se nota nuestra
ausencia. Eso se llama gozar sin responsabilidades ni obligaciones. Así
cualquiera está en predisposición de batallar con estos queridos “enanos”.
Cambio de tercio. Domingo y obligada
visita a nuestro amigo Manolito y familia. Mesa reservada para siete y a
degustar el menú dominguero. Ricas gambas más derechas que un palo bien
derecho, anchoítas en pan tostado, revuelto dominguero, huevas y rosada fritas,
y chupitos variados, vodca caramelizado,
“ginmai” verde sin alcohol y el miura de siempre. El café y los dulces, a la
vuelta de la esquina, en “Pinepán”.
Cambalache de temática: El Real Betis
Balompié da la sorpresa en el Nou Camp ante el líder Barcelona. Tres a cuatro,
¡resultado loco, pero bien loco! Al Betis le van bien los chistes y chismes de
Joaquín y sus importantes goles. El Sevilla, su encarnizado rival deportivo,
remonta frente al Español y se coloca segundo en la tabla clasificatoria.
Regateo de
asuntos: En el Ateneo visueño hacemos comprobaciones sobre la iluminación de la
carroza de la Estrella de la Cabalgata.
El no se puede con más tramas. Cena
ligerísima. El día no da para más. Descanso, si llega éste.
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