Miércoles,
29 de agosto de 2018.
A
267 días...
(Descanso)
VIAJE DE REGRESO DE COSTA BALLENA.
UNAS INVITADAS, ELENA Y EMMA.
Jueves,
30 de agosto de 2018.
A
266 días…
(Descanso)
VUELTA A LA RUTINA (SUPERESPERANZA, PLAZA DE
ABASTO, BANCOS, SEGUROS COCHE, CASA,
etc.)
Viernes, 31 de agosto de 2018.
A 265 días…
LAS OBLIGACIONES DE JUBILADO.
LOS PINCHOS MORUNOS.
LA VESTIMENTA IBICENCA (CAPRICHO DE LOS
ANFITRIONES)
En
lo siguiente coincidiremos muchos de los que mejor o peor llevamos el “premio”
de la jubilación. Con la “jubi” hemos ganado en unas cosas y hemos perdido, por
goleada, en otras. Hemos ganado fundamentalmente, en sobra de tiempo, en tener
tiempo para todo, incluso hasta para no
hacer nada. Y hemos perdido en libertad. De nuestra profesión académica, en la
que jugamos el papel de “jefe”, hemos
pasado a la subcategoría de “mandadero” y, dentro de la cocina, de simple
pinche sin galones de ninguna clase. Y para más “inri” hemos perdido el premio
de la gratitud y del reconocimiento ante la sociedad que aspira a acabar con el
machismo. ¡Cuán ingrata es la “jubi” cuando se desparrama por estos derroteros!
¡Cuánto echamos de menos el trabajo de antes de la “jubi”! Nunca nos hemos
preguntado quién fue el gracioso que o la graciosa que inventó la “jubi”,
parejo habría de ser del que descubrió y puso en práctica el “inserso”, como
método infalible para acabar con muchos mayores. Y ahora, a otro tema que es gerundio.
Ángel
y Esther, a la par, llevan bastante tiempo preparando la Gran Fiesta de
bienvenida de su primer retoño, Ángel.
Están entregados al máximo para que esta primera fiesta dedicada a su Ángel
reúna todas las características de éxito seguro. Su meticulosidad no sólo
alcanza lo festivo, sino, todo y cuando
decimos todo, es todo, la música, los recuerdos, el ambiente, la vestimenta de
los asistentes, los detalles, la escenografía, el argumento con sus juegos, y
sobre todo lo culinario, que no falte de nada y control extremo de todo lo por
comer.
En este último apartado, se empeñaron en que no faltaran, entre otras muchas
cosas, los pinchos morunos del abuelo Clemente. Mi buena disposición a
complacer a los primerizos padres, ha hecho posible, sin esfuerzo, que no
falten en el ágape los pinchos “gilitemos”, con especies morunas y con la
habitual secreta preparación de los
mismos, información procedente del querido maestro HADE, que no fue ni
príncipe, ni rey de los pinchitos, pero que llegó a prepararlos como el mejor de
nuestra querida Rusadir (Descansa en paz, amigo querido) Pensamos que 6 kg. Serán
más que suficientes para la cata de tal capricho.
Y
para cierre de la página del día, la vestimenta ibicenca. Moda impuesta por no se sabe quién y que
supone, en muchas ocasiones, un quebradero de cabeza el encontrar un modelito
apropiado para los invitados. Sobre todo para los mayores. Sea por bien
empleado, todo sea por el Ángel nuestro de todos los días venideros, que
también se verá obligado a vestir de inmaculada blancura, como su alma bendita.
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