Viernes, 22 de junio de 2018.
A 336 días…
UNOS DESCAFEINADOS JUEGOS MEDITERRÁNEOS.
Ir contracorriente en cualquier actividad humana, nunca es plato
deseado. Forzar los acontecimientos deportivos o de otra naturaleza nunca
garantiza la bonanza de estos.
El
retraso de un año en la ejecución de este proyecto, con sobrados tintes de titubeos
e incertidumbres, presagian grandes dosis de indiferencia colectiva, de
desinterés y de cierto negativo pasotismo por parte del “respetable”. Las
actuales circunstancias políticas de Cataluña, no ayudarán al éxito del evento
deportivo; por el contrario, juegan muy en contra del mismo.
Vi
la pobre Ceremonia de inauguración de los Juegos y no pude evitar la decepción,
el desengaño. Ramplona, falta de originalidad, propia de un país de segundo
orden o fruto de una organización y de unos responsables cuyo lema fuera “el
salir del paso como sea”. Y para más “INRI”, las máximas autoridades españolas
y catalanes, no estuvieron a la altura. Un Rey, ofendido y mal tratado; un
Presidente de la Generalitat, oportunista y mal educado, y un Presidente del
Gobierno, nadando entre aguas turbias, pasota y falto de personalidad.
Al
final, vendrán los “voceros” del gobierno
(desde hace tan solo unos pocos días) a contarnos, sin reparos y con
desfachatez, los éxitos conseguidos, la abundancia de preseas logradas y las
muchas felicitaciones recibidas por parte de los países asistentes.
Otro inevitable breve comentario. Tarragona y los lugares cercanos,
receptores de las diferentes competiciones, se merecen instalaciones de primer
orden; pero para evitar dolientes agravios territoriales, también el resto de
regiones españolas se la merecen. Y por favor, eliminar de una puñetera vez el
falso “slogan” de “España nos roba”.
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