BIENAVENTURANZA
OCTAVA Y ÚLTIMA
Bienaventurado
aquel,
esclavo
de su destino,
que
tuvo la suerte y dicha,
de
encontrar en su camino,
señora
de alma visueña,
triada
de visueños hijos,
nietos
de sangre alcoreña,
miles
de buenos amigos,
pan y tiempo sobrado,
para
leer viejos libros,
para
vivir madrugadas,
para
beber buenos vino y…
en
un mañana lejano,
descansar
en paz, tranquilo,
como
descansan y sueñan,
los
abuelos y los niños,
bajo
la sombra alargada
de
los cipreses amigos,
notarios
de sus andanzas
en
los Alcores del Viso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario