BIENAVENTURANZA
SEXTA
Bienaventurado
aquel,
abuelo,
padre o buen hijo,
que
al recibir homenaje,
él
se muestra agradecido,
a
los que inventaron premio,
para
un humilde vecino.
Y
aunque suene a cosa fatua,
y
aunque los aires malignos,
que
bullen por estos predios,
lo
vistan de inmerecido,
la
vanidad y el orgullo,
piezas
de un damero antiguo,
le
darán aceptación,
validez
y conformismo,
como
dictan las maneras,
de
lo humano y lo divino,
¡Qué
a nadie le amarga un dulce,
viniendo
de unos amigos!
¡Qué
a todos nos gusta, al fin,
nos
regalen los oídos,
con
flacos reconocimientos
o
con fastos bien festivos,
con
grandes declaraciones
o
con afectos sentidos!
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