jueves, 3 de abril de 2014

Versos íntimos

“ACARAMELAÍTO” VENGO

     Ábreme, Rosa, la puerta.
que “acaramelaíto” vengo,
y me acuerdo de tu padre,
que Dios lo tiene en el cielo,
por ser buen padre y marido,
por ser superior abuelo.

     Cuando unos tintos tomaba
y alcanzaba un punto bueno,
siempre decía a su Niña:
“Acaramelaíto” vengo.
Y la Niña de sus ojos,
que lo quería contento,
lo miraba y le decía:
¡Vaya, si vienes bien puesto!
y los dos se sonreían,
intercambiándose besos.

     Yo, como maestro y alumno,
me apunte a aquel proyecto,
porque el tinto es buena cosa
y, mucho mejor son los besos
que me dispensa mi Rosa,
sí “acaramelaito” llego.
Aunque no es bueno pasarse,
ni en los tintos, ni en los besos,
que los besos de rutinas,
saben a besos muertos,
y el tinto, cuando se abusa,
da fatigas y mareos.

     Aunque no tenga costumbre,
yo quiero darte un consejo:
                  “Sí un poco achispado llegas
a tu casa o a un convento,
dile a tu mujer y a Dios:
“acaramelaíto” vengo,
y verás como te absuelven,
tu mujer y el Dios Eterno,
porque quieren para ti,
lo mejor del mundo entero.

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