sábado, 9 de noviembre de 2013

Versos macabros

   MORIR POR AMOR

     Por una bella mujer,
bajó un joven al infierno,
para cumplir el castigo
que unas lenguas le impusieron.
Lenguas malas, malas lenguas,
llenas de envidias y celos 
que, para ocultar sus males,
buscaron el mal ajeno.

     El joven perdió a su amada
mujer de sus bellos sueños,
se hundió en la desesperanza,
maldijo su sino negro.
La locura lo envolvió
con un sudario de miedo
y con un sordo disparo,
migaja de crueles truenos,
plantó su eterna morada 
en un blanco cementerio,
junto a un erguido ciprés,
centinela de unos muertos.

     Nadie se mordió la lengua,
nadie se culpó de aquello,
nadie derramó una lágrima
por el joven de estos versos.
Sólo, una silente alondra
y un rudo sepulturero,
lanzaron breve plegaria
sobre los quebrados restos
del joven que se arrancó,
con un disparo certero,
la vida y el cruel desamor
de la mujer de sus sueños.

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