TU MARCHA Y MI RESURRECCIÓN
Se detuvo el traidor tiempo,
se
hizo el aire irrespirable
se
apagaron las estrellas,
cuando
de mí, te alejaste.
Clarines desesperados
se
adueñaron de mi calle,
mil
dagas del desaliento,
aceros
bien miserables,
se
clavaron en mi pecho,
cuando
tú me abandonaste.
Las heridas de tu marcha,
impúberes
incurables,
sangraron
noches y días
como
excelsos manantiales,
rociando
mi quebrada alma
con
pensamientos infames.
Mas pasado algunos años,
millonarios
en instantes,
las
luces de la esperanza,
bálsamos
en mudos lances,
iluminaron
mis horas
con
colores agradables,
desgajando
de mi vida
la
tristeza del cobarde,
esa
que roe y corroe,
como
rata detestable,
las
ganitas de vivir
y
los amores más grandes.
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