DUALIDAD
Todo es dualidad,
precepto
perfecto.
Todo se condensa
entre
dos extremos;
todo
se amontona,
lo
malo y lo bueno,
entre
las esquinas
de
este gran invento
que,
muy poco a poco,
vamos
descubriendo,
precepto
imperfecto,
en
el mundo nuestro.
Todo es dualidad,
no
hay ningún misterio.
Veamos, sin prisas,
algunos
ejemplos,
paradigmas
claros:
Lo
blanco y lo negro,
viven
separados,
en
quietos extremos,
lo
demás colores
son
un puro juego,
de
separaciones
y
de acercamientos.
La vida y la muerte,
se
miran de lejos,
la
vida es bullicio,
la
muerte, silencio,
y,
entre la una y la otra,
todos
son trayectos
de
obligadas idas
y
ningún regreso.
El amor y el odio,
distantes
espejos,
son
lejanos lares
de
los sentimientos,
el
amor es gloria,
el
odio es infierno,
ambos
merodean
caminos
opuestos.
La guerra y la paz,
el
valor y el miedo,
el
día y la noche,
los
locos, los cuerdos,
el
llanto y la risa,
el
ruido, el silencio,
el
calor y el frío,
las
almas, los cuerpos,
Dios
y Satanás,
la
tierra y los cielos,
los
ricos, los pobres,
fracasos
y éxitos,
la
luz, la tiniebla,
el
sano, el enfermo,
y
grandes parejas
de
este mundo nuestro,
gestan
dualidades,
nunca
están de acuerdo,
buscan
sus moradas
en
nidos extremos.
Todo es dualidad,
precepto
perfecto,
en
un laso mundo,
muy
joven, muy viejo.
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