¡CUIDADO!
Cuida que nadie se entere
de
tus luces y tus sombras,
que
las lenguas hilan fino
encajes,
muy ricas blondas,
quietos
secretos a voces,
que
el silencio los pregona.
Cuida que nadie te cuente
del
prójimo, muchas cosas,
que
las tuyas tienen alas
de
atrayentes mariposas,
en
las lenguas de las gentes
que
viven de la deshonra.
Cuida que nadie se acerque
a
tu vivienda a deshora,
que
a la vuelta de la esquina
siempre
vive una cotorra,
dispuesta
a ver humo negro,
sin
verse su gran joroba.
Cuida que nadie investigue
los
secretos de tu alcoba,
guardados
celosamente
entre
sábanas y colchas,
cálidos
testigos mudo
de
tus fracasos y glorias.
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