CAPRICHOS
Caprichos
tiene la vida,
difíciles
de entender,
algunos
buscan al hombre
al
momento de nacer,
otros,
en noches oscuras
o
al punto de amanecer
y
los más de ellos, se encuentran
pegados
a la pared,
pendientes
de fría espada
que
está a punto de caer,
sobre
su torpe vivir,
para
nutrirse con él.
Los caprichos de la vida
tienen
alas de papel,
vuelan
a ras de suelo,
son
alegres, son de hiel.
Tienen
sus horas contadas
en
relojes de oropel,
y
se presentan al mundo
como
señores de bien,
aunque
en sus fondos oculten
su
temida insensatez.
Los caprichos de la vida
viajan
en informal tren,
de
antojadizas paradas
al
pie de cualquier andén,
recogiendo
pasajeros
sin
mirar color de piel,
para
llevarlos al limbo,
donde
se vive al revés.
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