LA VÍSPERA DE UN GRAN DÍA
La
víspera de un gran día
trae
regustos de estreno,
racimos
de hondos suspiros,
legiones
de cosquilleos,
y,
en el correr de sus horas,
en
el engullir del tiempo,
en
corazones y mentes,
anidan
desasosiegos,
y
afloran, a ritmos locos,
mil
olvidados recuerdos.
La víspera de un gran día
tiene
de cielo y de averno,
es
dudosa oscuridad,
es
brillo de audaz lucero,
es
inquieta melodía,
es
calma de mar sereno,
y
en el correr de sus horas,
en
el engullir del tiempo,
es
proscrito zafarrancho
que
siembra dichas y miedos,
avíos
para descubrir
desconocidos
senderos.
La víspera de un gran día
es
portal de libro incierto,
con
páginas para escribir
en
muy cercanos momentos.
La víspera de un gran día
es papel que lleva el viento,
es
ahogado suspiro,
es
esperanza, al acecho
y,
en el correr de sus horas,
en
el engullir del tiempo,
es
garabato atrevido
moldeado
con anhelos,
es
amanecer y eclipse,
es
ocaso y nacimiento.
La víspera de un gran día
es
obligado suceso,
es
antesala, es prólogo
de
feliz acontecimiento
y,
en el correr de sus horas,
en
el engullir del tiempo,
el
caprichoso destino,
ventajista
y cicatero,
guarda
sus mejores cartas
para
imponer argumento
en
un señalado día,
repleto
de aires inciertos.
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