AYER
Día de insultantes grises,
mañana de locos vientos,
torrentes de recias aguas,
caprichos de crudo invierno,
presentan sus credenciales
sobre el viejo pavimento,
sobre los mudos tejados,
sobre el pajizo ocre albero,
sobre jardines y patios,
sobre casonas y huertos,
creando monotonías,
despertando mil recelos,
temores de malas horas,
hijas de irascible tiempo.
Frente a un ordenador,
confidente de mis versos,
amigo, amparo y refugio,
busco silenciar el tiempo,
sus brusquedades acuosas,
el ulular de sus vientos,
el claror de sus centellas
y el retumbo de sus truenos,
grabando, en sus entrañas,
manojos de versos nuevos,
poema venido al mundo,
por culpa de malos tiempos.
Cuando regrese la calma
y se despejen los cielos,
es hora de celebrar,
es hora de hacer recuento,
es tiempo de comprobar
si han habido desperfectos,
goteras , inundaciones,
roturas o encharcamientos,
facturas que hay que pagar,
como obligados impuestos,
por los deslices climáticos
del gracioso terco tiempo,
es hora de releer
la retahíla de versos
que nacieron al conjuro
de la lluvia, de los vientos,
para componer poema,
hijo del aburrimiento.
El teatro TOTAL.
Hace 1 mes
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