Argentina estaba demasiado lejos y los tiempos eran
otros bien distintos a los actuales en lo que se refiere a los medios de
comunicación, como para poder seguir su marcha deportiva en aquel país de
allende los mares. Sin embargo, se produce un hecho, con motivo de un encuentro
firmado por ambos clubes en razón de su fichaje y que debe celebrarse en
Madrid, que nos hace tener noticias suyas muy directas. Mi hermano Clemente se
encuentra por aquellos días en la capital haciendo un curso de dramatización
bajo la dirección del recientemente fallecido
Don José Tamayo y en un tiempo de ocio en el mismo, enterado del
acontecimiento deportivo y conocedor por medio de la prensa del hotel donde
reside el club bonaerense, se pone en contacto con Pepillo, encontrándose con
él posteriormente en su alojamiento, teniendo la suerte de departir un buen
rato con el paisano, consiguiendo la correspondiente entrada para presenciar el
partido de la noche y viviendo muy de cerca una anécdota de las que no se
contaban en la prensa de aquellos días y que pudo cambiar hasta el signo del
partido. Fue la de la negativa de los jugadores argentinos de celebrar el mismo
si no se les pagaba antes de la celebración del encuentro como se lo habían
prometido y en dólares, nada de pesos argentinos. Todo se aclaró al final, se
celebró el partido y Pepillo vencía a su antiguo club, el Real Madrid, ganador
ya de algunas Copas de Europa en su propio campo, el Chamartín, consiguiendo el
melillense uno de los goles en aquel encuentro. Clemente me contó el
acontecimiento con todo tipo de detalles y era tal nuestra compenetración que a
veces tengo la sensación de haberlo vivido yo en la realidad; lo que también
viene a demostrar mi gran imaginación.
Cuando regresó de Argentina creo que dejó el fútbol activo y que volvió a nuestra ciudad natal, ejerciendo de director técnico del club local u otras tareas relacionadas con el fútbol. La verdad que no estoy muy seguro de ello; aunque sí lo estoy de que por razones de este deporte y por otras comerciales, estableció su residencia en Málaga, entre otras cosas porque le hicimos en cierta ocasión una visita en dicha ciudad y en una tienda de calzado infantil; siendo recibido con la cordialidad que siempre le caracterizó y hasta me atrevería a decir que lo hizo de una manera especial por el afecto que nunca le faltó hacia sus “mellis”.
Tengo que decir, no con tristeza, pero sí con una cierta nostalgia, que no he vuelto a saber más de él. Sin embargo, siempre ocupará en ese arcón de mis recuerdos un lugar de privilegio, porque entre otras cuestiones, mi debilidad hacia él por una frase sencilla y repetida que me parece estar escuchándola cuando cierro mis ojos y me introduzco en mi pasado:
- Melli, tú de portero conmigo.
Gracias, José García Castro, Pepillo, mi deportista preferido.
Hoy, 11 de mayo de 2003, me he enterado a través de las páginas deportivas del ABC de Sevilla, que el pasado viernes nos has dejado para siempre y que los jugadores del que fue tu equipo durante seis temporadas, el Sevilla C.F., donde llegaste a ser un verdadero ídolo deportivo, en su enfrentamiento con el Barcelona llevarán brazaletes negros en señal de duelo; en tanto que a mi se me ocurre en el silencio y la soledad que me acompaña en estos momentos elevar a los cielos una sencilla oración por ti y el deseo sincero de que descanses en paz.
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