Hubo una vez un circo
que por pueblo que pasaba
no sólo reunía a los niños,
sino que algunos se llevaba.
Como podrán comprender
la cosa era bien extraña,
no queriendo nadie ver
tan curiosa malandanza.
Según cuentan los cuentistas
cuando aquel circo llegaba,
con tal elenco de artistas,
a los críos engatusaba.
Eran muchos los animales,
trapecistas que volaban,
palomas que de flor salen
y los que por alambre andan.
Los comedores de fuego,
los forzudos que levantan
enormes bolas de fierro
y los que cuchillos lanzan.
Las más bellas amazonas
sobre caballos de raza,
el domador de leones
y el que juega con las mazas.
Los chinos con sus platillos
que sobre varillas bailan,
acróbatas que dan brincos,
saltimbanquis que no paran.
Elefantes y camellos,
tigres que por aros pasan,
focas de brillante pelo
y monos con mucha guasa.
Encantadores de sierpes,
chuchos que andan a dos patas
y los payasos de siempre
que fabrican carcajadas.
Costa Ballena, 21 de Agosto de 2025
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