EL OTRO PEQUEÑO BORJA
(XV) El Cid Campeador con sus tropas vestidas de sarracenos entra sin despertar recelo en la población del visir Moha, hasta llegar al Palacio de este y presentarse ante el mismo para detenerlo. Sólo pide como condición que deje en libertad a la madre del pequeño Borja y respetará su vida y la de su pueblo.
"En un viernes señalado
en
que celebran su fiesta,
con
el mayor disimulo
por puerta falsa se cuelan,
guiados
por Jalamandrú,
con
el Cid a la cabeza,
tan
ricamente vestidos
que
no despiertan sospechas,
bordeando
toda la villa
por
sus calles más estrechas,
con
el fin de arribar pronto,
cuando
la noche se acerca,
al
palacio del visir
en
hora que el pueblo reza.
Con
la rapidez del galgo
en
sus puertas se encuentran
y
con gran astucia cogen
a
la guardia por sorpresa
y
en un simple santiamén
de
aquel palacio se adueñan,
no
dando tiempo al moro
a
la menor resistencia,
que
anda atemorizado
cuando
al mismo Cid contempla, acompañado
de tropacon
las suyas vestimentas.
El Cid al visir exige,
ante su propia extrañeza,
que en vez de entregar la villa
liberara a una doncella
por culpa de su belleza
y de negarse al visir
con que su mujer la hiciera,
ya que conoció varón
al que infinito quisiera,
prefiriendo no faltarle
o que la muerte tuviera.
Advirtiéndole el mío Cid
que si aquello no cumpliera
cien aceros castellanos
allí mismo muerte dieran
al visir y su cohorte
antes de que amaneciera.
Si por contra, esto cumples
generoso con vos fuera,
levantando duro sitio
de este lugar yo me fuera,
olvidando mientras vivas
de intentar tomar Godella.
Jalamandrú en un rincón
sabe del Cid su grandeza.
Su nieto, el pequeño Borja,
una cosa sólo anhela
que aquella mujer cautiva
su querida madre fuera.
Costa Ballena, 24 de Julio de 2025
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