EL OTRO PEQUEÑO BORJA
(XIV) Con la llegada de Jalamandrú y de Borja el Cid decide usar la misma artimaña de sus enemigos, disfrazando a la tropa como si fueran sarracenos, con sus mismas vestiduras y hasta con turbantes, tratando de salvar sobre todo a la madre del pequeño Borja, que esta en manos del visir Moha.
"La situación de la tropa
con
la noticia se altera,
amén de tomar la villa
han de salvar prisionera,
por lo que el Cid elabora
otra hábil estratagema,
acudiendo sin saber
a una curiosa treta
que termina en coincidir
con la que el moro tuviera,
disfrazarse como aquellos
para entrar en ciudadela.
Cuando se encuentran de nuevo
el Cid el ardid le cuenta
con detalles al Sultán,
que con rapidez acepta.
Jalamandrú se hará cargo
de buscar las vestimentas
a los soldados del Cid
para que moros parezcan.
amén de tomar la villa
han de salvar prisionera,
por lo que el Cid elabora
otra hábil estratagema,
acudiendo sin saber
a una curiosa treta
que termina en coincidir
con la que el moro tuviera,
disfrazarse como aquellos
para entrar en ciudadela.
Cuando se encuentran de nuevo
el Cid el ardid le cuenta
con detalles al Sultán,
que con rapidez acepta.
Jalamandrú se hará cargo
de buscar las vestimentas
a los soldados del Cid
para que moros parezcan.
en
marcha ponen la idea,
acabóse la quietud,
la actividad es tremenda.
Todos en vez de locura
toman la idea por buena.
Unos buscan mil potingues
para poner tez morena,
se van dejando las barbas,
besan suelo cuando rezan,
van aprendiendo palabras
que el buen Borja les enseña
y como ponerse bien
el turbante en su cabeza,
sin olvidar de afilar
las hojas de espadas viejas
que guardarán con cuido
debajo de aquellas telas,
que aún siendo más livianas
les cuesta llevarlas puesta,
por su falta de costumbre
y de gente sarracena".
acabóse la quietud,
la actividad es tremenda.
Todos en vez de locura
toman la idea por buena.
Unos buscan mil potingues
para poner tez morena,
se van dejando las barbas,
besan suelo cuando rezan,
van aprendiendo palabras
que el buen Borja les enseña
y como ponerse bien
el turbante en su cabeza,
sin olvidar de afilar
las hojas de espadas viejas
que guardarán con cuido
debajo de aquellas telas,
que aún siendo más livianas
les cuesta llevarlas puesta,
por su falta de costumbre
y de gente sarracena".
Costa Ballena, 23 de Julio de 2025
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