SÁBADO, DÍA 8 DE AGOSTO
ESTO SE ACABA
Y lo digo con pesar.
Han sido dos semanas, algo más, unos quince días pegados al televisor, enganchado voluntariamente, como drogado por las alegrías y miserias del deporte, alegrándonos con verdadera alegría los triunfos de los nuestros y soportando estoicamente las derrotas, que no faltaron, aunque se jugaba en nuestro campo; felices como unas castañuelas por los éxitos inesperados de algunos de nuestros deportistas; satisfechos porque las cosas aquí también se saben hacer bien, no siempre ¡eh! y porque no queremos caer el la estupidez de a estas alturas creer que todo está hecho, que hay mucho que aprender
en muchos aspectos, sobre todo de aquellos que nada tienen que ver con el deporte.
¡Ah y no lo quiero olvidar!
Porque el tiempo de ocio lo he podido llenar con algo que siempre me ha gustado y me sigue atrayendo, porque me enseñó muchos valores y hasta me permitió en mi juventud conocer muchos rincones de mi país y darme de cara con un montón de personas que están en mi catálogo de las buenas gentes.
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