187 .- EL VENDEDOR DE SONRISAS
CAPÍTULO OCTAVO
Con la mayor discreción,
sin mostrar ninguna prisa,
va mostrando en cada casa
sus Catálogos de China,
donde aparecen en rostros
las más hermosas sonrisas,
en niños de corta edad,
en jóvenes deportistas,
en ancianos bien felices
que mucho usaron sus risas,
en risueñas damiselas
de boquitas más que lindas,
en doncellas soñadoras
que van despertando envidias,
en tostados campesinos
con arrugas infinitas,
que dulcifican sus caras
por ser sanas y sencillas,
en imágenes de Iglesias
y mujeres de la vida,
y hasta en sátiros y diablos,
sin que nadie los bendigan.
y es tan enorme la lista,
que es fácil, allí encontrar
la que cada cual precisa,
con poder, sólo olvidar,
que la cosa está prohibida.
evitar esta osadía
de probarse en un rincón
cualquiera de las sonrisas,
con la gran complicidad
del joven que les visita,
que guarda en su maletín
aquello que necesitan,
lo que perdieron ha mucho
por mor de boda maldita.
A todos él va dejando,
como muestra, una bolsita,
para que en su soledad,
se la pongan a escondidas,
y se vean ante el espejo
con la sonrisa elegida,
causando grande placer
y alegrándole la vista;
por lo que a los pocos días,
con la mayor osadía
y habiendo perdido el miedo
encárganle una cajita,
que contiene doce dosis,
para amplia temporadita,
aunque aún no las utilicen
en sus frecuentes salidas.
El Viso del Alcor, 25 de Mayo de 2024
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