SONETO SEGUNDO
En
largos días de paz y albo amor,
olvidadas mis cuitas perezosas,
prendí en mi alma, sutil ramo de rosas,
para escoger cálida y hermosa flor.
Jugaron los hados a mi favor,
allanándome sendas pedregosas,
trocadas en calzadas jubilosas,
aliviadoras de árido temor.
Agotadas mis idas y venidas,
sin buscar desenlace tempranero,
encontré en blanco predio de acogidas,
cálida Rosa de amor verdadero,
en cáliz de aromáticas bebidas,
avales de un querer muy duradero.
Santa Cristina (A Coruña), 7 de Septiembre de 2023
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