miércoles, 10 de mayo de 2023

RETAZOS DE UN AÑO, 1989, DÍA A DÍA

Viernes, día 1 de septiembre

                CENA DE LA HERMANDAD DE SANTA MARÍA DEL ALCOR

            Fui porque por la mañana vinieron a invitarme. Algún sensato lo pondría en órbita, pues dada su juventud, sobrándole arrojo, atrevimiento, osadía, carecen de la experiencia para guardar la forma. Efectivamente, podía decirse que allí estaba, más que la derecha - porque estos conceptos están perdiendo su vigencia primitiva – los que pululan en torno a la Iglesia, o mejor, a sus manifestaciones públicas; así como un buen sector de personas desahogadas, sin grandes problemas económicos aparentemente, lo que les permitirá pensar en el más allá, como obligación, como necesidad de darle gracias a Dios, sin que por ello se vean libres de otros tipos de problemas, a veces más graves.

                Y un sector importante de juventud, cosa curiosa, de orígenes variados, incluso de ambientes familiares no acomodados, que se sienten a gusto en torno a estas manifestaciones religiosas y que son los que han cogido la antorcha de aquellos otros, ya mayores, que hace medio siglo que fundaron la Hermandad. Gente joven que será etiquetada con facilidad de “fachas” y hasta de “fascistas” por el sector que se autoetiqueta  también como “progre”; pero que suele ser más sana en su forma de vida, no dejándose arrastrar con tanta facilidad y frecuencia por esas lacras de la vida actual, como puede ser el alcohol, la droga, la violencia, el libertinaje y en definitiva su autodestrucción. 

               Tras las intervenciones de su Hermano Mayor, “Rupe”, que leyó nerviosamente un escrito que posiblemente en su redacción contó con la estimable colaboración de su mujer, algo más letrada que él; siguiéndole en el uso de la palabra Domitilo, que igualmente leyó su papel con otro tipo de nervios, quizás el de su fanatismo y vejez, el de su vida transcurrida siempre en torno a la Iglesia y sus poderes; al que siguió Mario, el párroco, destacando con su misticismo moderno y juvenil, la figura de la Virgen, con un lenguaje que suele gustar a los oyentes; correspondiéndome cerrar la liturgia de la palabra, aprovechando no sé si ingenuamente y de forma indirecta el pensamiento de no perder este sector que suele ser fuente de opinión importante y en ocasiones hasta peligroso si lo tienes contra ti.


 

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