AFORTUNADAMENTE TODO QUEDÓ EN UN SUSTO
Cuando hablando con Pepe Moreno me dieron el aviso recibido de que mamá se había caído y estaba hospitalizada, temí lo peor y la preocupación aumentó cuando nadie respondía a mis llamadas. Como no tenía los números de casi nadie comencé el largo peregrinar de solicitar a información acerca de los familiares abonados a Telefónica.
Ángel no me respondía, luego supe que estaba de vacaciones en su camping habitual. Domingo tampoco, ya que me dijeron que tenía a su hijo ingresado para hacerse pruebas sobre su diabetes. Luciano y los suyos, a los que igualmente recurrí. Alejandro no figuraba entre sus abonados o no daban con sus apellidos, Del Canto y Bossini o estaría quizás su teléfono a nombre de Marimel. Por fin me decidí por José Ángel. Su muchacha no sabía el de Ángela, que estaba en la oficina, pero se lo preguntó a su hermana, que vivía enfrente de ella, que se lo facilitó y por fin Ángela me dio toda clase de detalles, contándome que el martes fue sola al servicio y al subir en falso el escaloncito del cuarto de baño se cayó y se golpeó en la cabeza, fue hospitalizada y afortunadamente ya estaba en casa, lo que demostraba que ya estaba fuera de peligro.
Si hubiera empezado por el final me habría ahorrado el
momento angustioso. Llamé a casa y pude hablar con Maimona, dándome la
tranquilidad que necesitaba. No pude hablar con ella porque estaba acostada y
el teléfono portátil lo tienen estropeado. Luego llamaré para tener más
información.
¡Qué
ingratitud la vida para ella! Si hay cielo, seguro que tiene una buena parcela
garantizada.
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