domingo, 5 de marzo de 2023

RETAZOS DE UN AÑO, 1989, DÍA A DÍA

Sábado, día 24 de junio

    SI FUERA DE OTRA FORMA…, O EN OTROS TIEMPOS…, ¡QUÉ DE CORREAZOS!

       Salieron a las diez de la mañana  y no regresaron hasta las once largas de la noche. Habían ido a Guadalpark los mellis con unos amigos, los de siempre. Conforme pasaba el tiempo el nerviosismo crecía en Adela y me lo iba transmitiendo con frases amenazantes, tales como: “Si tú no pones remedios, lo hago yo”, “Estos están sacando ya los pies del plato”…, y la última: “Si esto lo hubiera hecho yo, mi padre me hubiera dado unos buenos correazos”, como invitación a que los niños no funcionaban bien por mi debilidad, porque yo no les daba con la correa en situaciones análogas a esta.

         Llega un momento que empiezas a preocuparte por la tardanza y por lo anterior y tu malhumor se incrementa hasta que se dispara cuando llaman a la puerta y los niños tratan de explicarte el motivo del retraso que no oyes, o mejor escrito, oyes como la lluvia que cae, pero no escuchas. Tu voz se eleva e incluso la violencia que aún dominas, en determinados momentos, está a punto de vencerte.

  Ellos consideran nuestra actitud injusta y hasta aparecen lágrimas en sus ojos, ya que no se sienten culpables de la ausencia de autobuses; no entienden a su edad la lógica preocupación paterna y tu terminas confundido, porque no sabes si el castigo de no salir y la bronca tienen más o menos valor que el de no haberle dado importancia.

    ¿Qué es mejor, pasar o la bronca sin ni siquiera escuchar a tus hijos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario