Miércoles, día 26 de abril
LA
PLAGA DEL INFARTO
No me imagino a mi hermano Ángel sin
hacer nada en sus ratos libres; pero como él lo dice, aunque algo me cueste, le
creo.
Su aspecto de ahora es mucho mejor. Sin
embargo, ha envejecido en lo que se refiere a ver las cosas de forma
considerable; sobre todo, bajo el prisma del “pobrecito enfermo” que necesita la
atención de alguien permanentemente y en quien mejor que refugiarse que en su
propia mujer.
Y como no ocupa su tiempo libre en nada
su mente siempre está ocupada en esa idea que le empieza a obsesionar, la de no
poder hacer nada, porque podría perjudicarle. El complejo de inutilidad parece
ser que le va cercando y habla de su incapacidad como algo que le empieza a ser
natural.
Sigue con sus mismas bromas y cosas de antes, pero
con matices de tristeza y su conversación siempre termina en la enfermedad pasada,
de la que se libró milagrosamente y que le tiene mentalmente esclavizado.
Para él mismo su estado actual es novedoso, porque
nunca estuvo delicado ni enfermo y para este golpe no estaba preparado, lo que
viene a explicar su estado anímico.
Esperemos que el tiempo pueda ayudarle a recuperar su normalidad. Este es mi más sincero deseo porque hermanos como él, pocos.
(Nuestro hermano Ángel)
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