256 .- CASTIGO Y REDENCIÓN
Al morirse los cantos y los sueños,
se apagaron las luces de la vida,
cual silencios, en triste despedida,
se quedaron las voces, sin sus dueños.
Imposible fue restañar la herida,
todo intento, ornado de fallido,
dejó sobre el dolor, pobre latido,
en una subsistencia desabrida.
La humana criatura, pobre hacedor,
conspicuo, presumido, intolerante,
purgó castigo, recluido en su dolor.
Guardando entre sus manos su semblante,
buscó en sus cenizas, restos de amor,
para ser, otra vez, buen caminante.
El Viso del Alcor, 11 de Enero de 2023
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