Domingo, 9 de septiembre de 2018.
A 256 días de las BODAS DE ORO
DOMINGO, DÍA DEL SEÑOR.
Y A LA FUERZA TUVO QUE DESCANSAR DESPUÉS DE CREAR A TANTO PEJIGUERA Y A TANTO MALAJE.
No me digan que no resulta duro crear o darle pasaporte terrenal a tanto pejiguera, o a tanto malaje. No quiero ni pensar en el esfuerzo que supone, llenar esta tierra nuestra, de campeones en monsergas y farragosos líos.
Menos mal que siendo Dios como es, Supremo en todo y con una paciencia a prueba de bombas, los fue creando poquito a poco, no de golpe, y les fue poniendo un sello de distinción que nos permite reconocerlo fácilmente y así poder huir de ellos.
Dios, con toda su sabiduría, estuvo a puntito de columpiarse con estos tipos de personajes. Y, con ser Dios omnipotente, se equivocó al darle cancha en toda época y en todo tiempo. Obligando al resto de los mortales a tener que soportarlos, nos guste o no nos guste. ¡Qué difícil resulta aguantar al pejiguera, pesado, monserga, molesto, incomodo, fastidioso, gaita, murga, machaca y gurrumina, o al malaje de turno y de carrera!
Por todos ellos, Dios se tomó, merecidamente, el domingo como su día de descanso, invitándonos a darle gloria y a no olvidar la vigilancia de esta particular especie humana.
Hace algún tiempo, en los tiempos de “Maricastaña” se hicieron algunos intentos de acabar con los pejigueras y malajes. Intentos que resultaron fallidos y que terminaron en una proliferación de cuentos infantiles de mal o buen gusto. En la Grecia y Roma clásica se trató de paliar el daño generado por estos machacas. Tampoco se obtuvieron buenos resultados. Fue en el Renacimiento, cuanto estos molestos gurruminas decrecieron en número y poder, gracias al trabajo de un tal Miguel Ángel “Buonaroti” y otros muchos artista de la época. La guillotina apenas sirvió para disminuir el censo de pejigueras y malajes y es en los tiempos actuales cuando se produce una regeneración y proliferación preocupante de estos murgas. Hoy los encontramos en todos los espacios del poder, en los gobiernos, en la política, en las artes, en los medios de comunicación, en la enseñanza, en las redes, en las nubes, en todo lugar habitado por el hombre.
Somos conscientes de que la eliminación total de estos molestos personajes, es tarea imposible, habría que empezar con unos nuevos y remozados Adán y Eva. Pero podríamos aminorar su influencia, reducir su militancia y reciclarlos a la normalidad. Ello nos conduciría a un mejor vivir y a una mejor y mayor comunicación.
Así debería ser y así, descansaríamos nosotros de tanto pejiguera y de tanto malaje, y descansaría más y mejor nuestro Dios, y tendríamos más tiempo y gusto para darle gloria los domingos y festivos, su día de descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario