Ya hemos traído a nuestro blog dibujos de su niñez, que todavía no ha abandonado, pues no llegará aún a la docena de años, y hemos hablado igualmente de sus aficiones, entre las que destacan tanto el padel como el tenis. También asomamos a este ventanal nuestro retratos de él realizados principalmente por su abuelo Clemente y algunos de ellos en Viena, junto a sus hermanas. Diego, sigue siendo un niño más de este mundo nuestro, al que le encanta jugar, que es bastante cariñoso, que se "mosquea" cuando no consigue lo que desea, notándose esto en su rostro, y que tiene una particularidad, la de cuando se desplaza por algún tiempo a casa de sus abuelos, no olvida nunca en su equipaje incluir su bloc de dibujo, sus lápices y rotuladores especiales, por lo menos para él, y sus ganas de no aburrirse acudiendo a esta tarea, que verdaderamente le encanta, que es el dibujo.
Para empezar hoy traemos dos de sus obras, una a lápiz y punta fina negro, como boceto de la otra, que es la terminación a color del mismo.
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Siempre nos llamó la atención en sus dibujos, a pesar de ser un niño, la limpieza de los mismos; ya aparecen sombras en su rostro y manos, al igual que en las vestiduras, así como detalles en estas y en las armas, que destacan por su paciencia y pulcritud. ¡Ah! y contando con un trazo muy seguro y firme. Sin duda alguna, en el pequeño Diego, hay "madera" de artista y "maneras" esperanzadoras en este mundo del arte.
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