ANDALUCÍA
Dentro de veinte días justos, los siempre pacientes andaluces volveremos a ejercer ese ilusionante, que existiría allá por el 4 de Diciembre de hace ya bastantes años, y reconquistado deber de elegir en las urnas a los que conformarán un nuevo Gobierno Andaluz. Desafortunadamente, la alegría de aquel día ha perdido mucha ilusión y lo de reconquista nos parece un auténtico eufemismo de la cruda realidad. Es cierto que hoy, aunque no todos, se vive mejor que hace una cincuentena de años; no faltaba más, pero existe en la generalidad un auténtico desencanto, se ha perdido la confianza en los políticos, no en todos, la verdad sea dicha, pero sí en una grande mayoría; dándonos la impresión de que el romanticismo y la entrega de aquellos primeros tiempos de la llegada de la democracia por parte de estos, se fue enturbiando con el paso de los años; apareciendo mucho personal que ha entendido la política como una profesión, y si puede ser para toda la vida, mucho mejor, por supuesto, para ellos, no para los que los sufrimos todos los días.
Y mientras los del Gobierno Mayor, tachan a la oposición de eternos corruptos, como si esta maldad la poseyeran todos, sin excepción, en sus genes, y pierden además la memoria del pasado de algunos de los que le llevaron al gran trono y a las relajantes poltronas de sus cohortes, así como de lo que hicieron sus antecesores en otros lares, no gallegos, sino en la mayor distancia, en nuestra Andalucía. ¡Cómo no va a estar descontenta nuestra gente! Y por mucho que se les diga, con mirar para otro lado, el de su bienestar, tienen bastante.
Claro que los de aquí y ahora, no cesan en recordarle a los otros sus fechorías, siendo ese peloteo del uno al otro, lo más aburrido del partido.
Por todo ello, es lógico que la gente piense que todos son iguales. Así que cuando mañana o pasado, comience la campaña, sólo oíremos las maldades de los otros; nunca de lo que piensan hacer para solucionar los problemas de los andaluces, que son muchos y ya casi endémicos. Se volverán a olvidar de los empobrecidos, de los mayores que tienen dificultades para poder volver a trabajar; del hambre, sí, del hambre; alumbrarán falsas expectativas a los jóvenes y querrán arrimar a sus ascuas, a los jubilados, con miserias..., y nos volverán a aburrir, creándonos la sensación de que esta película ya la hemos visto.
Y se romperá el mango de nuestra azada, de tanto golpear nuestra tierra, y volverá a quedarse vacío el botijo de nuestra agua fresca y esperanzadora, y el sol achichará nuestro tronco y nos obligará a cubrir nuestros ojos, con el brazo, ante tanta desilusión.
Y por mucho que lo gritemos, Andalucía, cuándo serás libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario