En raras ocasiones hemos traído a nuestro blog motivos puramente deportivos y no movidos porque nos resulten desagradables, ya que el deporte nos regaló a lo largo de nuestras vidas muchas cosas y buenas, precisamente, y que no vienen al caso mencionarlas. Sin embargo, la gesta ha sido tan monumental, que nos invita a movernos en su rededor.
Estábamos embebidos en una grata tarde, a pesar de tener que combatir con la calor que se nos ha metido a destiempo, bajo sombras de generosos naranjos y en la cercanía de una bulliciosa piscina repleta de pequeñajos, y en la celebración de la Primera Comunión de uno de ellos, después de una copiosa comida y sin faltarnos de nada; cuando por voluntad propia abandonamos el lugar apreciado al máximo, cuando estábamos como en la gloria, para cumplir con la otra obligación que nos habíamos impuesto voluntariamente, la de ver la Final de la Champions Ligue Europea. Asistiendo incluso con algunos minutos de retraso, pero cuál no sería nuestra sorpresa al comprobar que algunos incidentes en los aledaños de Stade de France de París, estaban impidiendo su comienzo. Para venir a demostrarnos que no siempre los de fuera hacen las cosas mejor que nosotros, por pocos o muchos policias que hayan por medio. Dándose la paradoja, que entre los que burlaron las puertas de entradas, saltando las tapias, como decimos por estas tierras, y los que entraron con tikes falsificados, ¡qué listos hay para todos y en todas partes cuecen habas!, se llenó el "Stade", y los que tenían entradas, de las de verdad, en las puertas ya cerradas exigián su acceso, como Dios manda, al mismo. ¡Vaya follonazo en el mismísimo París de la Francia! Así, que vayan desapareciendo los complejos de ser siempre los malos de la película.
Menos mal, que al final ganaron los nuestros; aunque nuestros, nuestros, sólo había uno, Carvajal, que seguro que habrá aprendido por el contacto que tiene con los demás, eso sí, algunas palabras de muchas lenguas. Por ello, es más acertado decir que menos mal que al final ganaran los del Real Madrid.
El primero fue el del enfrentamiento con el PSG, de París nada menos, del idolatrado Mbappé, el que le está pagando, porque tiene muchos dineros y no sabe en que emplearlo y le está adelantando la prejubilación a monstruos futboleros, como Di María, Messi, Neymar y Sergio Ramos; sí, el capitán del Real Madrid, bueno, que lo era. Enfrentamiento que ya levantó alguna polvareda, por fallos en el sorteo y repetición del mismo...
En el partido de ida en París, el Madrid salvó los muebles, al perder tan sólo por 1 - 0. Las esperanzas no estaban perdidas para el de vuelta, pero el deseado Mbappé, volviendo loco a los que le ansiaban conseguía otro gol de diferencia y ponía la eliminatoria casi insalvable; pero Benzema, sacando su varita mágica, en 17 minutos fabricó un triplete, de goles ¡eh!, (minutos 61, 76 y 78), terminando el encuentro con un 3 - 1 y con un resultado definitivo de la eliminatoria de 3 - 2 , a favor de los merengues.
El segundo milagro es frente al que era entonces actual campeón de la Champions, el Chelsea. En el partido de ida, el Real Madrid sorprende a los ingleses a domicilio y los derrota por 3 a 1, resultado que parece fácil para salir adelante sin grandes problemas en la eliminatoria y jugando en casa. En el encuentro de vuelta, salta la sorpresa, el que parece haber conseguido su milagro es el Chelsea, que faltando un cuarto de hora para el final gana por 3 a 0; hasta que primero Rodrygo y más tarde Benzema, consiguen marcar, poniendo como definitivo el resultado de 2 - 3, que salva la eliminatoria para los blancos.
Y llega el tercer milagrito, ahora contra las huestes de Pep Guardiola, el del Manchester City, y en el partido de ida el equipo que entrena el catalán arroya a los merengues, se los comen, pero en el resultado no, terminando el encuentro con un solo gol de diferencia, 4 - 3. El de vuelta, en casa, hay gente que piensa que ha sido mucha la suerte. Al City le vale el empate, y en el minuto 73, Riyad Marhez pone por delante a los de Guardiola. A estas horas pedir el tercero es demasiado, ¿verdad?. Pues aquel que los concede lo hace, o ese afán de un equipo por no morir, o por eso que llamamos azar, en los minutos de descuento, con dos de diferencia, el Real Madrid consigue empatar con dos goles de Rodry, e ilusionarse con la prorroga. ¡Qué bonita historia, no! Y cuando empieza esta, a los pocos minutos un penalty a Benzema, que lanza él mismo, desnivela en su favor la contienda. Los minutos que faltaban para el final fueron de total agobio, pero el barco madridista no naufragó.
Ayer, se produjo el cuarto, y no es que el Madrid jugara mal y ganó, pues jugó bien, pero se encontró con un cancerbero guardando su puerta extraordinario. Parece que le habían dicho que en la suya no entrara nada, ni nadie, y lo consiguió Y con sus paradas, unas más difíciles que otras, desesperó a los delanteros, llegando a aburrirlos. La lucha incruenta fue bonita y ganó como siempre el que más goles marcó, y en este ocasión fue el Real Madrid. Felicidades.
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