miércoles, 9 de febrero de 2022

EL CORAZÓN DEL MUNDO IV

                             Hallal-Basal es la ciudad donde reside Zaño, a la que se conoce como el Castillo de los Castillos, y donde destacan sus numerosas escalinatas y de manera especial las variadas y originales cúpulas, de ricos y brillantes colores, que apuntan sin timidez al cielo, a cual más bella. Gobernada por el Gran Jefe, elegido por el pueblo, con la única condición de pertenecer a la nobleza, que habitualmente eran los que moraban en las torres más altas y que podían formar parte del ejército si así lo decidían o por mandato del Gran Jefe en caso de necesidad extrema.

                             En las tierras de Zaño existían otras dos grandes ciudades, la de Nouc-Basal, atravesada por el gran río Matufano, que cruzaba la isla desde el naciente sol hasta su ocaso, y que tenía su nacimiento en las montañas Gilper, que ocupaban , de norte a sur, la isla en las proximidades de la costa occidental, contando con el Monte Sacro, pico más alto de Chaf-Harin. La otra ciudad importante se encontraba en la entrada del estuario Landberes y así como en las dos citadas anteriormente, el pueblo llano lo constituían, por sus habituales labores, agricultores y cazadores, en la última nombrada, además de estos existían pescadores y marineros, de ahí su nombre de Cost-Basal, que sólo eran de bajura y para subsistir los primeros, y los otros, para entrar en comunicación con los demás pueblos de su mundo. A ninguno de sus habitantes, por formar parte del pueblo llano, se les permitía, salvo en casos muy excepcionales, formar parte del ejército. El otro componente de la sociedad era el conformado por los esclavos, que vivían en los subterráneos, que como puede verse en el dibujo, tenían su entrada en un túnel, en la parte derecha, por donde se vertían las aguas residuales y que tenían que sortearla dando saltos sobre piedras que sobresalían en su corriente, y que en casi su totalidad pertenecían a otras tribus.


                            Completaban el mapa de la isla, en la costa norte, la del Mar de Yaipan, y aproximadamente a la altura media de la misma, la existencia del Templo de Tachito, dios al que había que rendirle culto una vez al año. Al sureste existían las mayores y principales plantaciones de Chibexrru, árbol muy valorado por sus múltiples utilizaciones, así como muchísimos ejemplares del árbol Apie, que era considerado como sagrado, porque su fruto era muy curativo, además de ser su madera muy resistente. Y entre la mayoría de su suelo, ocupada por la frondosa selva, virgen y desconocida en muchas zonas, y la cordillera de los montes Gilper, existía una franja que corría como estos de norte a sur, un gran desierto.

                            Terminando hoy comentando que entre los habitantes de las tierras de Zaño existían dos creencias muy enraizadas: las conocidas como Recoliana y Cerqueriana. En cuanto a la primera, señalar que era la religión de los nobles y que exigían a los participantes en sus ceremonias que fueran tocados en sus cabezas con gorro acaracolado, como el que vimos en el dibujo de Zaño, que su templo se encontraba en la torre más alta del castillo, que contaba con un enorme altar con decoraciones extrañas que aún no han podido ser descifradas y con imágenes de sus dioses en miniatura; y que imponía a sus practicantes cuatro normas: Estaban obligados periódicamente, a elegir al Gran Jefe; obedecer en todo al elegido; acudir a las adoraciones cada 10 yers (días) y a no comer carne del animal HOZE en los días de la adoración.                                                                                                                                            Tenían  dos dioses principales: Gilper, igual que la cadena montañosa, que era como el padre de todos los dioses. Su imagen estaba en el templo Joec, y era representado con una larga barba blanca y dos cuernos en su cabeza. El segundo dios en importancia era Matufano, como el gran río, cuya imagen se conservaba en el templo Jopau, con pelo largo también, pero con un solo cuerno.

                            La cerqueriana era la religión de los esclavos, que adoraban a un solo dios: Alaú. Su imagen se encontraba en una balsa situada en la costa, construida de Apie, madera resistente y muy flotante, y que como señalamos antes era sagrada  por sus frutos y a todos se les prohibía llevar barba

                            Indicar finalmente que el pueblo llano no practicaba ningún tipo de religión.


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