Miércoles,
12 de diciembre de 2018.
A
162 días…
LAS HERENCIAS
Heredar lo bueno
es estupendo; heredar lo malo es lo peor de lo peor. Lo heredado puede ser
material o espirtual. Heredamos lunares y heredamos carácter, heredamos
riquezas y heredamos pobrezas ¡Esto si que es malo!
Maldita sean
las herencias malditas, como la pobreza, la miseria, las enfermedades, la
ignorancia, el analfabetismo. Bendita sean las herencias benditas, aunque éstas,
esten sujetas casi siempre a mutaciones o cambios no deseados.
El mundo occidental,
el siempre “salvador”, ha dividido a los hombres en herederos de la opulencia y
el bienestar (cada vez menos) y en desheredados de todos (cada vez más).
Creciendo estos últimos, en estos hoy, a un ritmo criminal. ¡Hacemos algo por
evitar lo anterior? o ¿Seguimos emulando a los avestruces, escondiendo nuestras
cabezas y conciencias para no ser vistos y así pasar de estas malignas
herencias?
Antes, recibir
una herencia material era cosa bien recibida y ayudaba a aliviar algunas penurias; hoy, con
los impuestos y otros cargos, mejor que nos dejen como estamos, sin herencias,
ni cosas parecidas.
Los herederos de
Adán y Eva, heredamos de ellos pecados y más pecados que, al fin y al cabo, no
dañaban mientras merodeábamos por esto andurriales terrenales. Hoy, las herencias se han vuelto
peligrosas, indeseadas, malditas, cruentas y capaces de chafarte la vida. Y lo
peor de todo es que no existen vacunas, ni recetas curativas, ni panaceas
verbales para curarnos de su maldición.
Las herencias
grandes, para los grandes, y se nos ve el plumero de la malsana envidia y, para
acabar con las otras herencias, las malas y problemáticas, castigadoras del
género humano, como la pobreza y el analfabetismo, la lucha, el buen hacer, el
amor, el pensar en los demás, el mejor repartir y grandes cambios ecónomicos,
sociales y productivos que igualen a los hombres por el lado bueno, nunca por
el lado de la deprorable miseria.
¡Ay, las
Herencias, que pajoleras pueden ser!
No hay comentarios:
Publicar un comentario