Lunes, 24 de septiembre de 2018.
A 241 días…
EL PREMIO DE LA MÚSICA LLAMADA CLÁSICA Y EL
CASTIGO DE NO HABER SIDO EDUCADO EN ELLA.
Premio y castigo. Premio por su existencia; castigo por no haber crecido
junto a ella, conociéndola y amándola.
Antes de seguir adelante, una recriminación a los responsables de la
educación del pueblo llano que, instalados en una permanente ceguera, olvidaron
o no quisieron, voluntaria o involuntariamente, hacer partícipe a la plebe de
la llamada música clásica o culta.
Y
lo peor de todo es que, seguimos instalados en la indolencia, en el pasotismo,
en el conformismo de renunciar a las excelencias de una música, para la gran
mayoría, desconocida, inexistente, aburrida, despreciable. ¡Pobre de nosotros,
criaturas ignorantes! De oídos malformados; sobrados de “orejas”, incapaces de
distinguir el “chinchimpum” de algunas pobres canciones, de los regalos sonoros
de un Mozart o de un Beethoven.
Tarareamos sin pudor melodías populares, buenas, regulares y malas
malísimas, de nuestro tiempo; aprendemos
y memorizamos canciones coetáneas, compañeras de viajes en nuestro corto
existir y las colocamos en el más alto de los pedestales musicales; escuchamos
con deleite excesivo piezas musicales actuales que molestan a los oídos, que no
dicen nada y cuyas letras son bodrios de mal gusto. Y somos incapaces, por
ignorancia, de escuchar un aria completo,
un fragmento de una famosa ópera, una bella romanza, unas pequeñas gotas, unas
migajas de música clásica. Y lo peor de todo es que, muchos, por atraso o
analfabetismo musical, seguimos siendo felices en nuestro pobre mundo de
mayoritarios sordos, en lo concerniente
a la llamada música clásica.
Premio para todos los entendidos de esta especial música, para los
practicantes, para los felices escuchantes, para los creadores, para los
melómanos, y castigo extremo para todos los demás, sin haber cometido ningún
delito musical y, la mayor de las veces, sin merecerlo.
Preguntas al aire musical y a la rosa de los vientos de la música:
¿Cambiarán algún días estas inmerecidas tendencias o seguiremos divididos todos
los humanos en amantes y en ignorantes,
palurdos, analfabetos desconocedores de la nominada música clásica? ¿Es
posible el cambio, o seguiremos sordos en el purgatorio o limbo de los
excluidos de esta clase de música?
Dios dirá, cabezas de chorlitos.
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