LOS
LLANTOS DEL HOMBRE
De niño a mí me dijeron,
que
los hombres nunca lloran,
y,
desde que peino canas,
lloro
yo, por cualquier cosa.
Alegre, en celebraciones,
soy
Magdalena llorosa,
las
lágrimas de mis ojos
hacen
surcos, cuando asoman,
y
por mis secas mejillas,
más
que resbalar, galopan.
Lloro por pena y dolor,
con
lágrimas vivas, rotas,
diga
lo que quiera el sabio,
que
a mí, ya nada me importa.
Lloro
con las alegrías,
con
lágrimas juguetonas,
imposibles
contener,
¡Ay,
que llantinas más tontas!
Lloro
de día y de noche,
bien
dormido, a cualquier hora,
y
mis viejos lacrimales,
mejor,
que nunca, funcionan.
Sí llorar es de mujeres,
¿Qué
son los hombres que lloran?
Habrá
que olvidar decires,
habrá
que cambiar la norma.
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