PUENTES
En mi luenga existencia,
construida de caducas brevedades,
vi, conocí y hollé cientos de puentes,
puentes marinos, terrestres,
elevados, colgantes, levadizos,
puentes con historia, puentes
olvidados,
puentes derruidos, recién estrenados,
puentes de ida, puentes de vuelta,
puentes festivos, aéreos,
todos ellos empeñados
en unir orillas enfrentadas,
en acercar lejanías y cercanías,
en avecinar separados retazos de
pueblo.
En la madurez, apreciado don,
busco definitivo y postrer puente,
puente desconocido e insalvable,
entre el existir y su predecesor, no
sé qué,
entre la vida y el ignoto más allá,
entre el ser y el ser nada u otra cosa
distinta.
Sí tú, muerte, eres el último puente,
aún sabiendo de su inutilidad,
rezaré para cruzarte lo más tarde
posible,
hablaré silente con el inescrutable
Dios
para retrasar, aunque sólo sean unos
instantes,
mi postrero paseo sobre tu etéreo
suelo.
Y cuando los puentes verdaderos,
como yo, desaparezcan,
buscaré, en mi no existir, imposibles
puentes,
soñaré, en mi profunda nada,
quiméricos puentes,
puentes de viejos sueños, de imaginadas
nieblas,
puentes de fantasías, de ancianas
utopías,
para cruzarlos
en mis noches y días de inexistencia.
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