Y
AQUÍ...
Y aquí, la insaciable Arena,
bebe,
sin mesura, el agua
que
el mar, trae hasta la orilla,
en
sus olas plateadas.
Y
siempre, la Mar inmensa,
que
nunca jamás descansa,
tiende
sobre la arena húmeda,
límpidas
mantas saladas,
tejidas
en los telares
que
en su arcano fondo, guarda.
Y aquí, la redonda Luna,
vigilante
de la playa,
ve
como la arena y el mar,
con
sensualidad, se abrazan,
buscando
la una, el frescor,
el
otro, a la orilla amada.
Para
vigilar mejor,
la
Luna, mujer de plata,
se
quiebra en mil espejos
que
rielan sobre las aguas.
Y aquí, los inquietos Vientos
que,
sobre tierra y mar, viajan,
traen
etéreos cuerpos,
suspiros,
entre sus alas,
para
componer, sin prisas,
sobre
un sin par pentagrama,
melodías
que despiertan
sutilezas
en las almas
y
que, todo lo que rozan,
lo
vuelven salinas ráfagas.
Y aquí, el poderoso Sol,
estrella
de las mañanas,
calienta la fina arena,
en
la tibia mar, se baña.
Y
aquí, el Sol de los hombres,
mil
cálidos dardos, manda
sobre
las denudas pieles
que
alfombran sumisas playas,
horas
de modernidad,
junto
a la mar, inventadas.
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