ROMANCERO DEL POETA

11   .-   ¡QUIERO SER POETA!     ( I )

        La viruela, a la vejez,
nublo mis entendederas
y, como añoso Quijote,
perdí sentada cabeza
al querer engrosar nómina
de los famosos poetas.

        No dejé para mañana

la novedosa tarea
y, con febril entusiasmo,
busque tiempo en las estrellas,
y robando horas al sueño,
coartada que no pesa,
dispuse de luengas noches
para componer poemas.
        Fundí mis crecidos miedos
en inventadas hogueras,
escondí mis ignorancias
en atrevida ceguera
y rompí viejos complejos,
roñas en mentes resecas,
con el fresco desatino
de emular a los poetas.

        Como loco saltimbanqui

inicié tenues piruetas,
tratando de descubrir
alguna, que fuera bella.
        En papel inmaculado,
garabateando letras,
descubrí ricas palabras
dormidas en crueles siestas.
        Las recogí con mis manos,
traté de jugar con ellas
y, al tiempo, se me escaparon
como fugaces pavesas.

        De nuevo volví al empeño

de encontrar palabras frescas
para vestirlas con rimas
dentro de nuevo poema,
y sentir en mis adentros,
como sienten los poetas,
una tibia ensoñación,
una placidez extrema
y un pronto enamoramiento
de la efímera belleza.
        En mi terco desvarío,
recorrí tortuosas sendas,
de mudas indiferencias
y de incomprensiones llenas,
nacidas en rededor
de mi alocada carrera,
produciéndome dolor
y migajas de tristeza,
crecidos en fiero olvido
de los que tengo más cerca.

                                                El Viso del Alcor, 13 de Octubre de 2025