Ábrense las grandes puertas,
corre la marea humana,
las sillas de pista llena
y va cubriendo las gradas.
Se multiplican las voces,
los pequeños no se callan,
de la banda alegres sones
mayor atención reclaman.
Colosal aplauso suena
cuando el locutor proclama
que ya la función comienza
con artistas de enorme fama.
Cecilín mucho se aburre
porque lo buscado no halla
y cuando encienden las luces
piensa abandonar las gradas.
Es el tiempo del descanso,
de chuches y limonadas,
de abandonar por un rato
la dureza de las tablas.
Con enorme desazón
piensa volver a su casa,
todo fue falsa ilusión,
su aventura se le acaba.
Estando en la misma puerta
donde los ruidos se ablandan,
un payaso se le acerca
con gorrito y cara blanca.
Marcando grata sonrisa
un golpe le da en la espalda,
vuélvese con cierta prisa
ante insólita llamada.
Con muecas se comunica,
sin decir una palabra,
esto en principio le irrita,
pues no está para gansadas.
Cogiéndole de su brazo
a un rinconcito lo aparta.
¿Qué es lo que quiere el payaso
Que con confianza le trata?
Costa Ballena, 31 de Agosto de 2025
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