Desde la fuente del Gato
suben aromas bien raras
de cirios allí dejados
sobre improvisadas aras.
Cecilín con pena grande
regresa lloroso a casa,
donde le espera su madre
sin decirle una palabra.
Cómplices de este silencio
que ambos dos necesitaban,
muestra el carácter serio
de aquella pareja de almas.
Como el tiempo todo cura
un día ábrese una ventana,
el dolor se disimula,
reaparecen las palabras.
Con un nuevo nacimiento,
tímidas sonrisas manan,
es como un quiero y no quiero
que poco a poco se ablanda.
Cecilín madura pronto
con desventura tan rara,
a pesar del mucho lodo
nunca pierde la esperanza.
Todas las tardes del año
a la fuente, solo baja
y sin poder remediarlo
se le seca la garganta.
En soledad va buscando
alguna cosa que valga
para ver si fue un engaño
o verdad lo que le narran.
Pasa su tiempo pensando,
con los animales habla
y mira de vez en cuando
si ve algo por lontananza.
Crece el niño con pesar,
su cuerpo mucho se alarga
y comienza a barruntar
que cualquier día de allí se marcha.
Preparada tiene la huida
para la Semana Santa,
cuando todo el pueblo vibra
con su Cristo de las Aguas.
Pues estarán muy pendientes
que su procesión bien salga
y ninguna de sus gentes
su escapada echará en falta.
Costa Ballena, 28 de Agosto de 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario