EL OTRO PEQUEÑO BORJA
(III) El Cid Campeador conociendo al pequeño Borja, que vive con Jalamandrú, acepta la petición de este de encontrar a su madre.
Cumplidos los parabienes,
el Cid con agrado acepta
la invitación de quedarse
corta temporada en ella,
montando su campamento
en enorme plazoleta,
no faltándole de nada
a tropa que con él lleva,
pues necesita consejos
que alivien la suya afrenta
y dónde mejor encontrar
remedio para su pena,
que en el saber de este ser,
ejemplo de erudición
y también de gente buena,
que con palabras sensatas,
portadoras de su ciencia,
sabrá calmar el pesar
que en su corazón le aprieta.
el Cid con agrado acepta
la invitación de quedarse
corta temporada en ella,
montando su campamento
en enorme plazoleta,
no faltándole de nada
a tropa que con él lleva,
pues necesita consejos
que alivien la suya afrenta
y dónde mejor encontrar
remedio para su pena,
que en el saber de este ser,
ejemplo de erudición
y también de gente buena,
que con palabras sensatas,
portadoras de su ciencia,
sabrá calmar el pesar
que en su corazón le aprieta.
al
Cid favor le pidiera,
que en próximas correrías
si diera con la doncella,
madre de su amado Borja,
con la mejor de las artes
a su hogar la devolviera,
por felicidad del hijo
que cada noche la sueña.
Parece en aquella estancia
que el tiempo se detuviera;
sin embargo, el caballero,
aunque mucho agradeciera
atenciones recibidas
de maneras tan sinceras,
no puede desalojar
de su mente la tristeza,
le roe su corazón
la salida de su tierra,
desterrado por el rey
al que tanto favor diera,
poniendo en riesgo vida,
la familia y la hacienda.
Por ello quiere marchar
hacia el reino de Valencia,
cargado con los consejos
que Jalamandrú le diera,
agradeciendo infinito
su amistad verdadera,
con sagrado compromiso
de no olvidar la promesa,
la de buscar a la madre
de Borja en sus empresas
sin encontrar óbice en que
de paz o bélicas fueran.
que en próximas correrías
si diera con la doncella,
madre de su amado Borja,
con la mejor de las artes
a su hogar la devolviera,
por felicidad del hijo
que cada noche la sueña.
Parece en aquella estancia
que el tiempo se detuviera;
sin embargo, el caballero,
aunque mucho agradeciera
atenciones recibidas
de maneras tan sinceras,
no puede desalojar
de su mente la tristeza,
le roe su corazón
la salida de su tierra,
desterrado por el rey
al que tanto favor diera,
poniendo en riesgo vida,
la familia y la hacienda.
Por ello quiere marchar
hacia el reino de Valencia,
cargado con los consejos
que Jalamandrú le diera,
agradeciendo infinito
su amistad verdadera,
con sagrado compromiso
de no olvidar la promesa,
la de buscar a la madre
de Borja en sus empresas
sin encontrar óbice en que
de paz o bélicas fueran.
Costa Ballena, 5 de Julio de 2025
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