(Continuación)
Aquella prima respuesta,
me produjo desconcierto,
mi Memoria manejaba
bien rotundos argumentos,
mas, no quise detenerme,
y continué con el reto,
lanzándole nueva pregunta,
guardé de nuevo silencio.
- “Acertados me parecen
tu respuesta, tu consejo.
¿Mas, cómo poder rescatar,
de las noches de mi tiempo,
mis recuerdos infantiles,
mis primerizos recuerdos,
negado, en el escribir,
y bien corto de talento?”
Mi Memoria respondió
como un espigado viento,
espetándome palabras
que bien venían a cuento.
- “Aquello que te dije antes,
de diarios y cuadernos,
bien sirven para los padres,
para abuelos, bisabuelos
y también, para cualquiera
de nuestro viejos ancestros.
No me vengas tú, ahora,
al colgarme a mí el mochuelo,
de no poder recordar
tus infantiles recuerdos.
Culpa de ello a tus mayores,
si sus deberes no hicieron.”
Las preguntas y respuestas
atestaron este juego,
yo, hurgando en mis olvido,
para hallar viejos recuerdos,
mi Memoria, algo burlona,
riendo y dando consejos,
culpando a mis mayores
y al autor de estos versos,
del no poder revivir
las vivencias de otros tiempos.
El diálogo fue finito,
al despertar de mi sueño,
y una rabia contenida,
se enconó en mis adentros,
y una inservible pregunta,
inició su pobre vuelo,
buscando clara respuesta,
en los confines del cielo,
donde se ocultan y mueren
los olvidados recuerdos.
¿Por que tú, Memoria mía,
me ocultas tantos recuerdos,
por qué esconde mi pasado,
si nada ganas con ello?
Un vacío vital... con un hambre de amor insaciable
Hace 2 meses
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